Gerardo Werthein asumió como nuevo canciller en reemplazo de Diana Mondino

Gerardo Werthein asumió  como nuevo canciller de Argentina, después de haberlo prometido ante el presidente Javier Milei en un acto que se llevó a cabo en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno.

El ex embajador en los Estados Unidos prometió por “Dios, la Patria y sobre la Torá”. Se trató de la primera vez que un funcionario jura con una alusión al libro sagrado de la religión judía.

La breve ceremonia se realizó en el Salón Blanco de la Casa Rosada con la presencia de familiares del nuevo canciller y los ministros del Gabinete. También estuvieron los empresarios Miguel Migoya (Globant) y Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy), además de Zulemita Menem.

Werthein, de 68 años, toma el control de la diplomacia argentina luego de que Milei echara a Diana Mondino, en desacuerdo con su voto en contra del embargo de los Estados Unidos a Cuba en la ONU.

El flamante canciller designado por el mandatario es un empresario que tiene un estrecho lazo con el establishment norteamericano. Acompañó a Milei en su primera gira como jefe de Estado electo, en noviembre pasado, cuando visitó Nueva York.

Trascendió durante la jornada que Werthein dispuso desplazar a varios de los colaboradores de Mondino en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en línea con la postura de Milei de encolumnar por completo el servicio exterior de la Nación detrás de sus iniciativas. 

Cerca de Milei se muestran críticos con el accionar de funcionarios de la Cancillería y anticiparon cambios: “En el servicio exterior hay una casta que quiere funcionar como si fuera una especie de Poder Judicial, haciendo lo que quieren. Pero a diferencia de la Justicia, que es un Poder aparte, la Cancillería es parte del Poder Ejecutivo y tiene que seguir las disposiciones del Presidente”, advirtió un influyente funcionario con despacho en la Rosada en declaraciones a un grupo de periodistas.

El miércoles pasado, el Gobierno Nacional decidió desvincular a la ex canciller y remarcó que fue por “mantener el voto histórico” del país “sobre el embargo a Cuba sin consultar” al Ejecutivo.