“A Mar del Plata le está faltando un proyecto urbanístico, una estrategia de crecimiento que tiene toda ciudad que pretende definirse, tener identidad y crecer hacia el futuro”, analizó Nino Ramella, enérgico defensor del patrimonio arquitectónico, en diálogo con “el Retrato…”. Asimismo, aseguró que “las inversiones y las fuentes de trabajo no son incompatibles con la preservación patrimonial” e instó “a que la ciudad despierte y se dé cuenta que estamos perdiendo algo que es un valor que no debemos perder”.
Siguiendo esa línea, Ramella manifestó: “está ocurriendo un crecimiento absolutamente fuera de lo estratégico. Es inercial, y depende sólo de lo que impone el mercado. Además, estamos destruyendo algo muy importante que es nuestro patrimonio urbano, que es el escenario en el que se desarrolla nuestro patrimonio intangible, nuestro imaginario colectivo. Esa imagen que despierta en nuestra cabeza la evocación de Mar del Plata. Todo eso forma la identidad de la ciudad. Por eso, no pensar que el paisaje urbano constituye uno de los valores más importantes que tenemos es, realmente, una desidia imperdonable”.
A su vez, señaló que “las inversiones y las fuentes de trabajo no son incompatibles con la preservación patrimonial. El que ponga eso en duda es porque no mira al mundo. Hay millones de ejemplos donde el patrimonio se preserva y, a la vez, son ciudades con mucho dinamismo, crecimiento y desarrollo. Sobre todo, en un país como el nuestro en el que no nos hace falta espacio y territorio”.
“No se respeta el Código de Ordenamiento Territorial”
Desde una perspectiva política, indicó que “el Concejo Deliberante levanta la mano para desafectar bienes patrimonialmente establecidos y declarados y, al segundo, liberan las alturas. Además, han inventado algo que es realmente obsceno y llaman sistema de compensación. Si el desarrollador, la empresa constructora, arregla los caminitos de una plaza, se liberan las alturas en otro lugar. O, como van a hacer ahora, si reponen las baldosas en la costa entre Aristóbulo del Valle y Roca, entonces les liberan las alturas para construir torres de 30 pisos”.
“Eso es poner a la venta las excepciones. Con el dinero suficiente, se puede infringir el código. El impacto ambiental es negativo. Una proyección de sombra de 10 manzanas y la destrucción del perfil de lo que todavía podemos salvar en la costa. Otro argumento terrible es ‘como se liberaron algunos edificios, sigamos liberando todos’”, precisó Ramella.
“El Bristol Center causó la degradación del microcentro”
Por otro lado, reflexionó que “hay algo que tiene que ver con los intereses. La degradación del microcentro es una pauperización obvia. En el mundo, los urbanistas tienen mucho cuidado en la preservación de los microcentros y de los entornos a las terminales que tienden, naturalmente, a una degradación. En Mar del Plata, el microcentro está deteriorado y ni siquiera hay preocupación”. Y subrayó: “el embrión de todo esto fue el Bristol Center. Es la causa de la obscenidad en que se ha transformado el microcentro de Mar del Plata”.
Por último, Ramella lamentó que “lo peor es que esto ocurre con una evidente indolencia del resto de la sociedad. Porque la custodia del patrimonio es una responsabilidad del conjunto social. Es cierto que hay actores primordiales, como el Estado, que puede y debe defender el patrimonio, pero mi apelación es a que la ciudad despierte y se dé cuenta que estamos perdiendo algo que es un valor que no debemos perder”.