Taxistas marplatenses entre la crisis económica, la inseguridad y la competencia desleal

Con preocupación y desde diferentes perspectivas, taxistas dialogaron con “el Retrato… sobre la actualidad del sector. Así, destacaron el impacto de la situación económica del país, la inseguridad y la competencia de las plataformas digitales, además de analizar la tarifa y la temporada estival.

“Mar del Plata era una ciudad que trabajaba las 24 horas”

Lamentablemente, el taxi es el fiel reflejo de la sociedad. Cuando la sociedad está mal, el taxi está mal”, expresó Santiago Ramírez, quién hace 33 años es taxista. En esta línea, detalló: “nos impacta tanto la situación económica como la competencia desleal de las aplicaciones”. Y agregó: “nadie hace las cosas cómo las tiene que hacer, y los platos rotos siempre los paga el que labura. Los políticos, los dirigentes y gremialistas tienen su buen pasar y se rasgan las vestiduras a costilla del laburante”. Por eso, “la tarifa está pisada por la realidad de la gente. Todos los sueldos están pisados”.

En este marco, subrayó: “bajó mucho la cantidad de viajes. Empecé en 1985 y parábamos 30 a 40 viajes por día, trabajando tranquilo. Se salía a trabajar. Hoy en día se sale a ver cuántos viajes se puede llegar a hacer. Por ahí se hacen 12, 15 viajes. Estoy desde las siete y media de la mañana hasta las once de la noche. Después de las nueve, cuando cierran los comercios, baja todavía más la cantidad de viajes. Se muere todo”.

A su vez, en cuanto a la temporada estival, señaló: “la última la pasamos sin pena ni gloria. Hay tres aplicaciones trabajando en Mar del Plata. No hay control. Los políticos dijeron que iban a regularizar, pero hay gente que viene a laburar. Se ven taxis de Capital Federal, autos particulares esperando viajes y nadie hace nada. Todo este contexto es un problema grave y los actores que tendrían que tomar cartas en el asunto están por su bienestar económico, no por el bienestar del pueblo. Y el pueblo está mal”.

“La tarifa tiene que ir colgada detrás de la inflación y los salarios”

Por su parte, Luis Arias manifestó que “el promedio de trabajo se está manteniendo, pero la actividad siempre está amenazada por la competencia, la recesión económica, los salarios de la gente y la inseguridad. Son varios factores los que influyen para que la actividad esté restringida”. No obstante, precisó que “en general, los marplatenses siguen tomando taxis. El servicio tiene mucha historia en la ciudad. La gente que es usuario de todo el año sigue eligiendo el taxi. Ya nos conoce y se siente segura”.

En contrapartida, reparó en que “las aplicaciones multinacionales están de moda. Se presentan como algo nuevo, distinto, pero son lo mismo. Es poner un auto a trabajar en la calle”. En este sentido, sobre la temporada estival y la posible llegada de autos que trabajen por aplicaciones, expresó: “siempre aumenta el trabajo y, muchas veces, la demanda supera la oferta”.

Por otro lado, respecto a la tarifa, “tiene que ir colgada detrás de la inflación y los salarios. Como tarifa real estamos por debajo, pero muchos somos conscientes que tenemos que ir ahí detrás. No podemos siquiera alcanzar el índice inflacionario porque sería imposible que el usuario nos pueda acompañar. Puede repercutir negativamente. Pero tampoco nos podemos quedar muy atrás porque si no lo único que haces es cambiar la plata y comerte el auto”.

Y concluyó: “se han superado algunos aspectos que me alegran. Desde hace años las paradas son libres. También a algunos taxistas les molestaban los viajes cortos. Eso se está normalizando. No hay que quejarse de los viajes cortos porque es preferible tres viajes cortos a estar esperando una hora y media. Además, con el viaje largo puede ser que regreses vacío. Son criterios que han mejorado”.

“Nos beneficiaría es un aumento en la cantidad de viajes, no de la tarifa”

El trabajo está muy tranquilo. Es propio de lo que estamos viviendo, de cómo es el día a día y que a todos no nos alcanza. La gente empieza a recortar por los gastos más superfluos y tomarse un taxi quizá sea un gasto millonario para algunos”, analizó Damián Martins. En este contexto, añadió que “han bajado la cantidad de viajes. También por las aplicaciones. La gente no se da cuenta que a veces suelen ser más caras que un taxi. Además, el problema también está en que no tienen seguros, por si llegase a pasar algoEn cambio, nosotros contamos con seguro, registro y tenemos que hacer todos los estudios que nos piden. En especial, la huella digital”.

Sobre el horario nocturno, detalló que “ha bajado mucho el trabajo. Son pocos los taxis que trabajan a esa hora porque ya no reditúa, salvo en verano cuando hay tanta cantidad de gente que no se da abasto. Seguimos siendo 2.100 taxis en la ciudad desde los ochenta. En ese período aumentó de forma exponencial la población. Por eso no se llega a cubrir todo en temporada”.

“Confiamos en la palabra de Montenegro, pero no la cumple”

Por su lado, Miguel manifestó que “la actualidad del sector está difícil. Con el problema monetario, hay poco trabajo. Aparte, nos vemos complicados con el tema de las aplicaciones. Están trabajando libremente y no tenemos recursos para frenarlas. La Municipalidad no hace nada. Hay un decreto que las prohíbe y hemos hecho todo lo posible para tratar de evitarlo, pero no tenemos el apoyo municipal. Eso merma mucho nuestro trabajo”.

Además, respecto a las aplicaciones, diferenció: “nosotros somos profesionales del volante y no cualquiera es profesional. Nos solicitan requisitos que esas aplicaciones no cumplen. La inspección anual me salió 15.000 pesos. También están las transferencias de licencias. Somos 3.000 entre taxis, remises y remises rurales, si no le aportamos los ingresos, ¿qué hace la Municipalidad?, ¿las aplicaciones que le dan? Es plata que pasa de largo. No aportan, no tributan en el país. Es inconcebible que la gente que es responsable no actúe”. Y lamentó: “la gente no sabe los riesgos de subirse a un auto que trabaja por aplicación. Ha pasado que truchan la información”.

Para llegar a fin de mes, “tenemos que estirar las horas. Y a veces no alcanzan tampoco porque tenes que vivir. Nos repercute también en la calidad de vida. Además, hay mucha inseguridad. A cualquier hora del día. Tenemos una tarifa diferencial durante el horario nocturno, pero no se encuentran choferes tampoco porque no se quiere correr riesgos”.