En el marco del día de San Cayetano, la plaza Monteagudo y los alrededores del santuario acogieron a diversos feriantes. Con productos propios y artesanales, los puestos de artículos y también de comida generaron un ambiente más atractivo para esta tradicional fecha.
“Siempre San Cayetano nos da una mano”
En este contexto, Sandra Leiva del emprendimiento “Mis Peponas” comentó: “hace quince años participo. Siempre somos los mismos artesanos los que participamos de la feria. Nos conocemos, nos ayudamos y siempre hay buena convivencia”. Además, precisó que sus productos son “muñequería en tela, y todos artesanales”.
Asimismo, sobre la afluencia de gente, Leiva observó: “se nota que vienen menos personas. Quizás influye el tiempo, pero ya el año pasado hubo mucha menos gente que en oportunidades anteriores. Ya no es como antes, que era impresionante la cantidad de visitantes”.
Como emprendedora, indicó que “la oportunidad de la feria es una posibilidad de trabajo, y siempre que venimos, San Cayetano nos da una mano. Hay una gran cantidad de público, algo que no ocurre en otras ferias, debido a que es una fiesta patronal. Nos permite exhibir nuestros productos, y si no se venden, al menos es una buena vidriera. Además, con las tarjetas y los datos de contacto, la gente puede consultar o hacer pedidos más adelante”.
Además, agregó que “la situación económica está difícil, pero siempre tenemos aceptación. La gente que viene por San Cayetano en cada oportunidad se lleva algo. Estamos agradecidos al santo porque nos da la posibilidad de trabajar. Es un ingreso importante para nosotros”.
“Fueron años de pedir, y ahora venimos a agradecer”
Por su parte, Mariana Marino, de Marian Artesanías, expresó: “estoy muy contenta de participar de la feria y trabajar en la plaza, después de tantos años de asistir como peregrina”. En esta línea, sobre lo que significa San Cayetano para ella, manifestó: “fueron muchos años de pedir, y ahora podemos decir que venimos a agradecer. Muy temprano instalamos el puesto y fuimos al santuario. El Padre Cayrol dijo unas palabras muy lindas, de esperanza. Y, más allá de poder trabajar, es muy linda la fiesta”.
“Hago artesanías en vidrio. Vitrofusión. Desde cortar el vidrio, pintarlo, hornearlo. Todo de forma artesanal. Comencé en la pandemia, y desde el año pasado en ferias. Con suerte de encontrar feriantes amigos que me ayudaron. Es un lindo grupo de gente”, indicó.
Por último, en cuanto a las perspectivas para el futuro laboral, subrayó: “tenemos la suerte de contar con apoyo municipal. Somos emprendedores y nos dan la posibilidad de tener un espacio, aunque sea itinerante. Por eso, las perspectivas son buenas. Va creciendo poco a poco el trabajo. A principio de año había mucho miedo e incertidumbre, y ahora la gente está más segura y se siente en las ventas”.