Al conmemorar, con estas breves líneas, el cincuenta aniversario del paso a la inmortalidad del único argentino elegido tres veces para desempeñarse como Presidente de la Nación, el Tte. Gral. Juan Domingo Perón, elegimos de título la frase que en su discurso durante las exequias pronunció Lorenzo Mariano Miguel, en representación de la 62 Organizaciones Peronistas. Y lo hacemos porque creemos como lo señala el historiador Felipe Pigna: “El peronismo llegó para marcar un antes y un después en la historia argentina.”
En su último mensaje el 12 de junio de 1974, Perón proclamó: “mí único heredero es el Pueblo” es decir que su continuidad se daba en ese sujeto. Ya antes había señalado: “Que sólo el Pueblo, salvará al Pueblo.” La memoria de los Pueblos no muere, por eso hoy a 50 años de su desaparición física, sigue vivo y presente en el Pueblo Argentino.
“Para nosotros, los argentinos, esta ardua labor nos exige robustecer desde ya una profunda cultura nacional, como único camino para consolidar el SER NACIONAL y para preservar su unidad en las etapas que se avecinan”. (Juan Domingo Perón – “Modelo Argentino para el Proyecto Nacional”)
Hoy como peronistas al rendirle este homenaje debemos recordar su mensaje ante el Congreso Nacional Justicialista el 24 de mayo de 1974, en el teatro “Nacional Cervantes” cuando nos dijo: “Decía, compañeros, que, indudablemente, a todos los que se dicen peronistas y desvarían ideológica o doctrinariamente, deberemos recomendarles que lean “La comunidad organizada”, “La doctrina peronista”, y “Conducción Política”. Pienso, compañeros, que, dentro del peronismo, cualquiera debe pensar y sentir como se le dé la gana, siempre que “no saque los pies del plato”. Existen en el país un sinnúmero de ideologías y doctrinas diferentes. El que no esté de acuerdo con la doctrina peronista, nadie lo obliga a que se quede con nosotros: que se vaya. Cuando se organiza una fuerza política, es preciso que se tengan en cuenta dos premisas: en primer lugar, que “jamás debe ser sectaria” y, en segundo término, que “no puede ser un movimiento -diremos, regular, orgánico y funcional- si todos los que lo forman no tienen la misma concepción” y, en consecuencia, la unidad de acción indispensable. Nosotros no somos un partido político sino “un gran Movimiento Nacional” y, como tal, hay en él hombres de distinta extracción. Cuando empecé a organizarlo, había hombres que provenían de la derecha y, en realidad, eran de la “reacción de la derecha”. Del otro lado, había unos de izquierda y algunos, un poquito pasados de la izquierda.
Los movimientos populares y masivos como el nuestro no pueden ser sectarios. El sectarismo es un factor de eliminación y es poco productivo cuando en un movimiento de masas se comienza prematuramente a eliminar a aquellos que no piensan como el que lo forma. Vale decir, resulta necesario ver esa enorme amplitud, sin ningún sectarismo. Los sectarismos son para los partidos políticos, pero no para los “Movimientos Nacionales” como el nuestro. Pero todo tiene su límite. Es indudable que no es suficiente con que yo diga que soy peronista para que todos crean que lo soy, porque en este sentido lo que uno dice no tiene el valor de lo que uno hace; y pensamos que dentro de nuestro “Movimiento”, desde siempre, “para conocer a un cojo lo mejor es verlo andar”. Por eso, nosotros a priori no rechazamos a nadie. Bienvenido sea todo aquel que quiera venir a formar parte del peronismo. En nuestro “Movimiento” nadie es peronista por derecho propio, sino porque pertenece a un “Movimiento”. Si pertenece al “Movimiento”, es peronista el que siente la ideología y la doctrina del peronismo…”
Creemos que el mejor recuerdo, el mejor homenaje no es otro que ser consecuentes con su palabra y su obra.
Así se lo dejo expresado a su biógrafo Enrique Pavón Pereyra: “Si soy Perón y lo seguiré siendo a través de los años, como si la fuerza de mi nombre sintetizara una bandera, es y será el Pueblo mi único heredero. Esa maravillosa masa anónima que nos sobrevira, para que la verdadera historia se siga escribiendo. Podrá terminar el justicialismo que yo llevo en mi sangre y en el vigor de mi vida. Pero no terminarán jamás con la doctrina peronista que yo he inculcado en el alma a todos los trabajadores de esta tierra y que, como una siembra prodigiosa, prolifera entre los descamisados de América y el mundo.”
Prof. Eduardo Javier Niella
La Corriente – UxP