Monseñor Ernesto Giobando, administrador de la Diócesis de Mar del Plata rezó una misa en la Parroquia Santa Rita en reconocimiento a las mujeres que sostienen los comedores en los barrios, bajo el lema “Las Madres de la Patria”. En el altar se colocaron imágenes del Padre Carlos Mugica, sacerdote argentino fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y del movimiento de Curas villeros, que fuera asesinado el 11 de mayo de 1974, a las 20,15 hs, en la puerta de la parroquia San Francisco Solano del barrio Mataderos.
El oficio religioso formó parte de una serie que tuvo su inicio por parte del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea, en la Matanza.
La Parroquia quedó chica ante el número de fieles que se acercaron para participar del oficio religioso donde se oró para poder superar la grave situación social que atraviesan, especialmente los sectores mas vulnerables del país.
Entre quienes asistieron se destacaron mujeres que día a día luchan contra la adversidad que atraviesan por este tiempo donde aun esperan por la llegada de alimentos para poder alimentar especialmente a los mas bajitos y abuelos a los que hoy le escasea la comida.
Cabe recordar que en la iglesia de la Virgen del Milagro de Caacupé, en Ciudad Evita, Monseñor Ojea aseguró que la Iglesia trabaja “para no entregar nuestros barrios al narcotráfico, para no entregar nuestros barrios al enemigo que se constituye en dueño de nuestras vidas y que va formando un ‘estado’ dentro de otro Estado”.
Formalmente se presentó como una misa en homenaje a las madres que colaboran en comedores, aunque fue un duro mensaje de la Iglesia al gobierno de Javier Milei, tras la crisis que se vivió días atrás por alimentos guardados en depósitos.
“Estamos a tiempo. Hay tanto que hacer, tanto que trabajar, cada uno tiene que mirar su responsabilidad. Nuestras mujeres se encuentran con estos chicos y a veces también se encuentran con adultos“, dijo Ojea, de línea directa con el Papa.
El malestar de la Iglesia con el Gobierno se disparó por el escándalo de los alimentos y tuvo como máxima muestra la decisión del arzobispo porteño, monseñor Jorge García Cuerva, de abrir las puertas de la Catedral para servir porciones de comida a los más necesitados.
“Hoy es tanta la confusión en muchas situaciones en nuestros barrios que a veces la gente se enoja y viene enojada a pedir comida. No lo vemos solamente en nuestros barrios, lo vemos también con personas en situación de calle. El otro día me decía un señor que trabaja durante la noche recorriendo la ciudad para dar de comer: ‘Padre, me arrancan la comida, ahora me arrancan la comida, no me esperan’“, explicó el obispo de San Isidro.
“Cada uno sabe cuál es la responsabilidad que le toca”, dijo Ojea antes de destacar nuevamente el rol de las mujeres que trabajan en barrios populares. También reflexionó, en lo que pareció otra indirecta: “Yo también soy responsable de la necesidad del hermano, no me puedo lavar las manos”.
En su homilía de 30 minutos, Ojea dijo: “A veces la gente viene enojada a los barrios, a buscar comida. Ahora me arrancan la comida, la comida falta y tenemos que decir no hay más“, contó Ojea que le comentaba recientemente un referente de barrios populares.
Finalmente es de destacar que también hubo misas en Santiago del Estero, con el Padre ‘Pepe’ Di Paola; en Córdoba con el Padre Pablo Viola; en la comunidad Ava Guaraní de la Misión San Francisco en Pichanal, en la provincia de Salta; y en otros puntos del país.