“Pancho” Rago, el marplatense que eliminó a River de la Copa Argentina

El marplatense Juan Francisco “Pancho” Rago se consagró como “ídolo” de Temperley luego que atajara dos penales definitorios ante River, lo que le permitiría al “gasolero” eliminar al “Millonario” de la Copa Argentina.

La tijera de Fernando Martínez, ya en tiempo de descuento, fue un baldazo de agua fría para el Millonario, que no pudo sostener la ventaja y debió definir todo desde los doce pasos. Y allí agrandó su espalda el N°1 celeste, que le ahogó los gritos a Ezequiel Barco y a David Martínez. Y que la noche anterior había tenido un sueño revelador.

Había soñado que íbamos a empatar e iba a atajar dos penales. Se los prometí a los chicos dos penales”, indicó Rago. Y confesó que tenía encima un machete, pero lo terminó haciendo un bollito: “Yo tenía un papel, pero en el primer penal vi que lo abrió suave, supe que me habían estudiado el método y cambié. Por eso me tiré para aquel lado (derecho)”.

Hijo de aquel famoso arquero (Pancho padre)  que supo brillar en Alvarado, el hoy N°1 del “celeste”, nació hace 35 años en Mar del Plata. En esta ciudad  dio sus primeros pasos en su ciudad, defendiendo los colores del Club Social y Deportivo Argentinos del Sud. Más tarde emigró a Mendoza, para jugar en Godoy Cruz. Su camino lo hizo regresar a la provincia de Buenos Aires, para formar parte del proyecto deportivo de Sportivo Barracas Bolívar, en la Primera C.

Tiempo después llegó  a Atlético Policial de Catamarca. De ahí subió a Salta, para jugar en General Güemes de Rosario de La Frontera. La otra provincia que conoció gracias al fútbol fue Santiago del Estero. Allí jugó en Mitre, Central Córdoba y Güemes. En Entre Ríos atajó en Libertad de Concordia, y en La Pampa, en Ferro de General Pico.

A los 28 años regresó a Mar del Plata para ocupar el arco de Alvarado, el mismo donde se había lucido 15 años antes su papá.

Con una presencia física importante (mide 1.85 metros) y habilidad en el juego con los pies, Rago luego pasó a Atlanta, donde cumplió una destacada actuación entre 2018 y 2022. Incluso, su apellido quedó registrado para siempre en los libros del Bohemio, al establecer en 2019 un nuevo récord de valla invicta: estuvo 994 minutos sin recibir goles.

Tan grande fue su gesta, que cuando en 2022 emigró a Agropecuario, el club de Villa Crespo lo despidió con honores. “Se termina un ciclo increíble para este líder, que se ha metido de lleno en nuestra historia y nuestros corazones. Desde el Club Atlético Atlanta solo tenemos para decirle GRACIAS ETERNAS. Esta siempre será su casa”, escribieron en el sitio oficial ante su partida.

Luego de su consagratoria noche en Santiago del Estero, afirmó que  “Todavía no caímos. Son cosas muy fuertes. Jugamos con un equipo grande y es muy difícil caer. Eliminar a River es todo. Uno desde muy chico iba a jugar a la plaza y nombraba a jugadores de Primera. Hoy los teníamos al lado jugando… Es el momento de disfrutar, de no guardar nada y hoy lo hicimos”.

Llegó a Temperley casi de casualidad, en enero de este año. Su plan para este 2024 era dar el salto internacional. Rechazó ofertas de Ferro y otros equipos, hizo las valijas y se fue a Paraguay. Pero nada sucedió como él pensaba.

Estaba firmando mi contrato con Sportivo Ameliano y noté que me cambiaban las condiciones acordadas de palabra. Me dijeron que sí, que las cambiaban, pero esa actitud me demostró que los dirigentes no eran confiables”, explicó en una entrevista a Radio ETER de Mar del Plata (FM 90.5) a su regreso, cuando todo era incertidumbre en su continuidad deportiva. Fue entonces cuando apareció Temperley. Allí mantuvo su nivel, en una Primera Nacional difícil. El equipo está octavo, con 23 puntos en 16 fechas, a 8 unidades del líder Colón.

Un instante después de contenerles los remates a Esequiel Barco y a Héctor David Martínez, y regalarle a Temperley una de las páginas más gloriosas de su historia, Rago compartió sus emociones ante las cámaras: “Estoy a punto de que se me caiga una lágrima. Hubo un montón de cosas, pero antes que eso se me viene la familia a la cabeza. La fuerza me la da mi familia, que está ahí siempre. No solo acá, los que están en Bolívar, en Mar del Plata y mucha gente que me ha mandado su apoyo. Me vinieron a visitar de lejos, en auto, hicieron un esfuerzo enorme. El premio es para ellos”.

Fuente: TyC e Infobae