Según una encuesta de Google y Unicef realizada a madres, padres y docentes, en Argentina los niños acceden a internet a una edad muy temprana, más que en ningún otro país de la región (9.1 años promedio). En el 46% de los casos los niños empiezan a pedir el dispositivo a los 7 años o menos.
En este sentido, la Lic. Paula Vega, directora del grupo de investigación “Internet Sana” perteneciente a la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Fasta, comentó que no hay una edad óptima para comenzar a usar la tecnología. “Cada niño tiene un proceso individual de maduración y no todos se encuentran preparados a la misma edad para poder tener la responsabilidad que implica en este caso, el uso de un dispositivo” explicó.
Si lo pensamos en otro terreno; aprender a andar en bicicleta, moverse solo en colectivo, trepar un árbol, escribir o leer no son competencias ni habilidades que los niños adquieran todos a la misma edad, por ende la responsabilidad que implica acceder a través de un dispositivo a comunicarse, vincularse y relacionarse con otras personas suele pasar lo mismo.
Vega afirma que los principales riesgos a los que se exponen los niños en la virtualidad son la violencia verbal, la violencia psicológica, la violencia simbólica, y la de discriminación. “Dentro de esos tipos hay algunos que son ciber violencias delictivas o ciberdelitos que pueden denunciarse y que tienen una una sanción en nuestro código, como por ejemplo el grooming o los ciberacosos. Estos tienen efectos y consecuencias a nivel psicológico emocional y afecta la integridad psicofísica de los niños” añadió.
En muchas ocasiones, los padres subestiman los comportamientos virtuales de sus hijos, pensando que al estar físicamente cerca de ellos están seguros. Sin embargo, para Vega es crucial entender que la responsabilidad parental no se limita al espacio físico, también abarca el mundo digital. Es fundamental informarse sobre las plataformas que utilizan los niños, establecer límites y supervisar su actividad en línea, de la misma manera en que se investiga sobre otros aspectos de su vida, como sus actividades extracurriculares o la elección de colegio.
Para la directora de Internet Sana, la familia cumple una función fundamental en todos estos temas y tiene que acompañar, como lo hace en todos los otros espacios, a esta socialización digital: “tiene que lograr hacer este proceso gradual acompañando a sus hijos y aprender a ser papás en la virtualidad”.
En este sentido, los padres no pueden desligarse de acompañar a los niños, niñas y adolescentes en el proceso ellos van haciendo en esta constitución de su identidad digital puesta ahí en sus comportamientos como ciudadanos digitales.
“Los padres deben cumplir con la función de acompañamiento, sostén y protección. Es importante conversar con los hijos, interiorizarnos de qué es lo que realizan, los efectos que esto causa, cómo se sienten frente a estas respuestas, comportamientos y decisiones que van tomando. También necesitan los límites: establecer una organización en horarios, una organización en cantidad de tiempo, un límite en plataformas o apps (cuáles pueden usar y cuáles no). Esto no tiene que ver con autoritarismo, pero sí con una función paterna en donde el adulto define, prohíbe o habilita de acuerdo a lo que cree conveniente o no para el hijo”, concluyó Vega.
Sobre Internet Sana
El proyecto Internet Sana se enfoca en proteger a niños, niñas y adolescentes de los riesgos que enfrentan en el mundo virtual mediante la capacitación en ciudadanía digital y la prevención del ciberacoso, incluyendo el ciberbullying, el grooming y el sharenting.
A través de charlas, talleres y capacitaciones, se abordan temas como el respeto a la intimidad en redes sociales, la detección y prevención del grooming y el ciberbullying, y se promueve un uso responsable y seguro de Internet. Los objetivos del proyecto incluyen difundir cuidados en el mundo virtual en la comunidad escolar, concientizar sobre el grooming y el ciberbullying, y fomentar el diálogo entre docentes, padres y alumnos para construir una ciudadanía digital reflexiva.