La desaparición física de Juan María Traverso provocó toda clase de estadios: la muerte del Flaco, en la tarde del sábado, golpeó al automovilismo nacional. El último gran ídolo, la vida del piloto que trascendió generaciones y marcas se extinguió para darle espacio a la leyenda, el mito.
En los autódromos, el Turismo Carretera, la categoría en la que debutó en 1971, en Pergamino, rindió un homenaje en el circuito internacional de Termas de Río Hondo, donde desanduvo la quinta fecha del calendario a la par del Turismo Nacional. A 1136 kilómetros, el Top Race reconoció en el emblemático Oscar y Juan Gálvez, de Buenos Aires, el escenario más simbólico para un piloto argentino, a la estrella que con dotes conductivos y carisma obtuvo el respeto de los rivales y la gratitud de la gente. En Ramallo, su ciudad en el mundo, los lugareños, amantes de las carreras, expilotos, dirigentes del automovilismo… acompañaron a la familia en el último adiós al último de los pilotos que sin capa fue un superhéroe de las carreras.
La trompa del Ford violeta, con la publicidad de OCA, con la que Traverso obtuvo el título de TC en 1999 -última de las seis coronas que ganó en la categoría-, resultó el eje en Termas de Río Hondo. Del museo que se levanta en el predio a la recta principal del circuito para que alrededor de ella los pilotos posaran antes de la carrera final. Una imagen que juntó a algunos rivales del Flaco de otros tiempos, como Omar Gurí Martínez, Guillermo Ortelli y Oscar Pincho Castellano, y a aquellos que se mantienen vigentes como Christian Ledesma o Norberto Fontana, que salió a la pista para engrillarse con una remera color violeta, con el N°1 y el nombre de Traverso, colgada de la parte trasera del auto, con otros que no compartieron pista pero que tuvieron una relación estrecha.
“Ídolo de mi viejo y mío, porque lo adopte por mi papá. No lo disfruté tanto arriba del auto, porque era chico. En lo personal me dedicó muchísimo tiempo, me enseñó y por eso lo quiero recordar con alegría, aunque es un momento muy triste para todos los que amamos el automovilismo. Yo le escribía un mensaje y él me contestaba al minuto o directamente me llamaba para ver qué pasaba”, señaló Facundo Ardusso que tuvo la visita sorpresa de Traverso en la cena de celebración en Las Parejas, después de consagrarse bicampeón del TC2000.
Tampoco Mariano Werner, actual campeón del TC y que acumula tres títulos con Ford –la misma cantidad que Traverso con la marca- ensayó a la par del ramallense, aunque tuvo el privilegio de que el Flaco integrara el equipo Peugeot y Toyota de TC2000 cuando el paranaense corrió en la categoría. “¿Quién no se puede poner triste cuando muere el que nos dio la chance de trascender y de llegar con el automovilismo a lugares que no era conocido? Máximo ídolo. Nos dio todo, nos enseñó y lo recuerdo con esas pocas palabras que te decía, pero que eran claras y que podían gustarte, no gustarte o causarte gracia”, destacó.
“En el peor momento de mi carrera deportiva, en 2016 [recibió un castigo de un año de suspensión que luego se redujo a seis fechas y 500 mil pesos, por causar el accidente que le privó ganar el título a Matías Rossi], me escribió y me dijo que esas cosas sirven para aprender y que siga para adelante. No se le pasaba nada, era muy fácil hacer una linda relación con él. Fue ídolo porque pasó por todas las marcas y fue querido por todas las marcas”, apuntó el entrerriano.
Los autos de TC lucieron crespones negros y la frase “Por siempre Flaco” en los parabrisas. La carrera la ganó el arrecifeño Valentín Aguirre, con Chevrolet, y cortó la serie negativa de 12 fechas sin éxitos que acumulaba la marca, la que entre 1995 y 1997 vio tricampeón a Traverso. Fue el primer piloto del Moño en hilar tres consagraciones; más tarde lo hicieron Ortelli (2000-2002) y Agustín Canapino (2017-2019). Eran los tiempos en que cuando ganaba, su acompañante, Rubén Valentini, lanzaba papelitos por la ventanilla apenas cruzaban la meta.
También de Arrecifes, la Cuna de Campeones, fue el vencedor en Top Race, categoría en la que Traverso ganó tres coronas: 1998, 1999 y 2003, que resultó la última de las 16 que obtuvo en el automovilismo nacional. Y no fue un apellido cualquiera el que se impuso: Di Palma. Josito, hijo de José Luis y nieto de Luis Rubén, rival en la pista y amigo entrañable de Traverso. Las anécdotas de las batallas entre el Loco y el Flaco resultaron épicas, al igual que la admiración, la ayuda y el cariño que se profesaron lejos de los circuitos. Claro que el clan Di Palma también le provocó varias rabietas al ramallense, en particular Marcos. Sin embargo, Marquitos brindó una sentida despedida en las redes sociales, asistió al velatorio y un puñado de meses atrás había viajado en bicicleta hasta la casa de Traverso para saludarlo y grabar un pequeño video.
La carrera de Top Race en Buenos Aires tuvo entre sus comisarios deportivo a Nicolás Iglesias, que fue el último acompañante campeón con Traverso. Pergaminense, hijo de Ricardo Caíto y nieto de don Jesús, las relaciones antes de deportivas eran familiares: la mamá de Nicolás y la esposa del Flaco eran amigas. “Era el primer espectador de la magia que hacía sobre el auto de carrera y también de las señas cuando se enojaba. En esa época no había intercomunicador y lo único que se hacía era escribir en un papel lo que me decían por la radio. Siempre me fascinó cómo aprovechaba el auto en la prueba de clasificación. Era muy rápido arriba del auto y espontáneo para las respuestas o los gestos, como cuando le hizo el corte de manga a la hinchada de Chevrolet”, recordó Nicolás, que tras la competencia viajó a Ramallo para acompañar la caravana de despedida.
La parroquia Cristo Salvador, de la calle Rivadavia 69, en Ramallo, fue el espacio para la última despedida. Un casco sobre el ataúd y una foto del Ford con el que se consagró en la década del 70 en el TC, los recuerdos deportivos que Traverso pidió que no faltaran en la ceremonia. El preparador José Miguel Polaco Herceg, que lo convocó para conformar el equipo oficial Ford; Gustavo Der Ohanessian y Fernando Croceri -integrantes de la Asociación Argentina de Volantes, entidad de la que el Flaco fue presidente hasta el sábado-; el actual presidente de la ACTC, Hugo Mazzacane, y su antecesor, Oscar Puma Aventín; el último motorista, Claudio Bisceglia; un viejo rival como Osvaldo Cocho López, Miguel Ángel Etchegaray, piloto, amigo y a quien le comunicó que dejaba de correr en el circuito de Olavarría antes de largar la serie en 2005… parte de la numerosa comitiva que acompañó en la despedida a Traverso, el campeón eterno y el último gran ídolo del automovilismo argentino.
Fuente; La Nación