La Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó que realizará un nuevo paro general contra el Gobierno nacional de Javier Milei el próximo jueves 9 de mayo.
Además, y tal como habían anticipado, el consejo directivo de la central obrera resolvió hacer una masiva movilización a Plaza de Mayo para el 1° de mayo durante el Día del Trabajador en protesta a las políticas “de ajuste” del Ejecutivo nacional.
Vale recordar que, se tratará del segundo paro nacional de la CGT contra la gestión libertaria, ya que el primero fue el pasado 24 de enero cuando la central obrera retuvo tareas en todo el país durante 12 horas, acompañado de una masiva movilización en varios puntos del país, siendo el Congreso de la Nación el epicentro.
En rigor, la decisión fue debatida este jueves desde las 14.30 por el Consejo Directivo cegetista en la sede de Azopardo 802, en donde se analizó lo conversado el día anterior con el ministro del Interior, Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el secretario de Trabajo, Julio Cordero.
En detalle, el encuentro, que significó la primera reunión formal entre la cumbre cegetista y el Gobierno, tuvo como objetivo desactivar el paro general de la central obrera y discutir el alcance de la reforma laboral que Milei pretende incluir en la nueva ley ómnibus, luego de que la Justicia frenará el capítulo laboral incluido en el mega decreto de necesidad y urgencia n°70/2023 (DNU).
En ese contexto, el sector “dialoguista” de la CGT proponía realizar el paro nacional después de la movilización del 1° de mayo para medir la respuesta de sus bases antes de concretar otra huelga, mientras que la fracción combativa quería realizar la medida de fuerza cuanto antes, ante un contexto tan apremiante.
De todos modos, la cumbre de la CGT ya le había anticipado durante el encuentro a los funcionarios nacionales que este jueves se iba a poner fecha a las “medidas de acción directa”, en alusión al segundo paro general, además de rectificar la concentración a Plaza de Mayo.
No obstante, desde Casa Rosada no les pidieron que cancelaran o postergaran las medidas de fuerza, al mismo tiempo que tuvieron “gestos de buena voluntad” con la central obrera, al pedirles disculpas por no haberlos llamado a dialogar antes y por no haber consensuado la reforma laboral del DNU 70/2023.
Sin embargo, el cambio de actitud de la administración libertaria en la previa a la reunión del consejo directivo de la CGT generó suspicacias entre los jefes sindicales, que rápidamente salieron con los tapones de punta.
“Vemos que hay un cambio de gesto oportuno, pero cualquier decisión depende de la actitud del Gobierno y no de nosotros“, afirmó uno de los dirigentes que acudió a la reunión del miércoles en Casa Rosada.