“Muchos compañeros han dejado de trabajar por los hechos de inseguridad”, afirmó el presidente de la Sociedad de Conductores de Taxis, Pablo Sánchez. Además, en diálogo con “el Retrato…”, confesó: “a mí me gatillaron en la cabeza. Me contaron hasta tres y me gatillaron”.
La inseguridad es una cuestión que preocupa en General Pueyrredón. Así lo manifestó Sánchez: “siempre hay hechos. La semana pasada nos enteramos de cuatro”. Y agregó: “está complicada la situación, más ahora. En épocas de crisis esto se agrava”. De esta manera, como representante de los trabajadores de taxis, señaló: “nos sentimos acechados, somos víctimas fáciles. Hemos tenido, durante enero, una seguidilla de hechos violentos, sin consecuencias demasiado graves, por suerte, pero nadie quiere estar en ese lugar”.
Como otros sectores preocupados porque la temporada fue mala, por la crisis económica reinante, el invierno en Mar del Plata se presenta difícil para los taxistas y con riesgo que la inseguridad y los hechos delictivos crezcan exponencialmente. “Todo eso sucede, y nos preocupa. El taxi lamentablemente es un blanco fácil y rápido. Por eso, los hechos delictivos y la inseguridad se ven reflejados rápidamente en nuestra actividad”, afirmó el presidente de la Sociedad de Conductores de Taxis.
Asimismo, Sánchez informó que “cerca del 90% de los hechos suceden en la periferia de la ciudad. Eso no exime que haya algún caso en algún barrio del centro. La periferia, durante la noche a partir de las ocho hasta la madrugada, es donde se producen la gran mayoría de sucesos”. Así, detalló: “tenemos zonas muy calientes, como Monte Varela, Alvarado y 190, el barrio Pueyrredón. Esos son los focos de conflictos donde se suceden bastantes hechos”.
Respecto al modus operandi, manifestó que “generalmente son pasajeros y de calle. Aprovechan el descuido del taxista en no prestar atención a quien se sube. En la periferia, hemos sufrido algún piedrazo, pero es raro que de esa forma nos roben. No frenamos para ver quién nos tiró el piedrazo”.
La práctica de los delincuentes de hacerse pasar por pasajeros comunes dificulta el trabajo de los taxistas. En esta línea, señaló: “estamos de espaldas al pasajero todo el tiempo, incluso de noche y en zonas oscuras. Hasta que no escuchamos que sacan la billetera y nos pagan, estamos muy estresados. Queda una psicosis muy importante. Cuesta retornar la actividad con normalidad. La cabeza trabaja y desconfías de todo el mundo. Quedan esas secuelas, parece que todo el mundo te viene a robar en el taxi”.
En este contexto, manifestó: “cuando te roban, queda la psicosis. Muchos compañeros han dejado de trabajar por eso mismo. Porque no pudieron superar la situación. Y peor si fuiste violentado fuertemente. Esta fue una de las razones por las que se ha producido, en algún momento, la falta de choferes en la nocturnidad. Convivimos con esta situación, pero nadie sabe cómo va a reaccionar en esos momentos. En esos instantes, la cabeza funciona diferente a lo que pensaste o imaginaste qué harías”.
Por último, relató una secuencia que vivió en carne propia. “A mí me gatillaron en la cabeza. Me contaron hasta tres y me gatillaron. No sé si tenía o no balas, pero por alguna razón no salió. Estuve una semana sin salir. No quería salir de mi casa. Cuesta un montón volver a la actividad”, concluyó.
(Imagen ilustrativa)