Vuelve el pobre a sus pobrezas, vuelve el rico a su riqueza, y el señor cura a sus misas …

Ciento cincuenta años han pasado desde que Patricio Peralta Ramos, empresario y político argentino, fundara Mar del Plata. Al menos, así lo cuenta la historia oficial.

En noviembre de 1873, Peralta Ramos inicia gestiones para solicitar “la licencia que fuera necesaria” que asiente oficialmente la existencia de un pueblo en terrenos de su propiedad y así, “acordar la formación del pueblo indicado bajo el nombre expresado de ‘MAR DEL PLATA’”. De esta forma, el 10 de febrero de 1874, el Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires, a través del gobernador Mariano Acosta, dictó el decreto de fundación.

A lo largo de sus 150 años de historia, Mar del Plata ha experimentado transformaciones y eventos significativos que han moldeado su desarrollo y crecimiento como ciudad. Hacia finales del siglo XIX, comenzó a crecer como destino turístico, especialmente para la élite argentina. Sin embargo, con la expansión urbana y el desarrollo económico del siglo XX, se convirtió en el principal centro turístico para las distintas clases sociales.

Desde sus inicios como saladero y como puerto, hasta su expansión como punto comercial y turístico, Mar del Plata ha sobrellevado diferentes olas de pobladores y visitantes. Así, durante estos 150 años, la clase trabajadora se ha erigido como el sustento y explicación del progreso de la localidad bonaerense. Migrantes locales e inmigrantes de países vecinos y hasta de otros continentes, han sido los principales impulsores de Mar del Plata, hasta convertirla en la ciudad que hoy conocemos.

Ciento cincuenta años que abarcan millones de historias de diferentes personas, personajes y personalidades que han aportado su contribución, pequeña o grande, para que Mar del Plata sea lo que es. Ciento cincuenta años llenos de alegrías, tristezas, frustraciones, enojos, sueños, esperanzas, cambios, recuerdos y celebraciones. No obstante, existen distintos tipos de celebraciones. En este caso, se planificaron tres días de festejos por el aniversario de la ciudad.

Durante el primer día, mientras la ciudad colapsaba por la lluvia — como sucedía en 1874 — la aristocracia local, autodenominada “familias representativas”, se congregó en el NH Gran Hotel Provincial en un acto “original” de megalomanía. Por su lado, marplatenses y turistas, que en la víspera recibieron gaseosa, cerveza y torta luego de esperar bajo la lluvia para acceder al Paseo Aldrey, quedaron a la expectativa porque los festejos al aire libre fueron reprogramados por las condiciones climáticas.

De forma dichosa, el sol apareció en el segundo día de festejos en “La Feliz” y miles de personas tomaron las calles y la costa para celebrar el 150° aniversario de Mar del Plata. La algarabía y el regocijo se apoderaron de la ciudad y cambiaron los malos aires por sonrisas y recuerdos que quedarán para siempre. Ciento cincuenta años no se cumplen todos los días. Asimismo, entre nubes, sol y viento se desarrolló el tercer día, y los festejos aplazados del primer día se llevaron a cabo en el escenario montado en el Paseo Hermitage-Las Toscas.

El cuarto y último día de festejos se coronó con la popular fiesta Bresh. Una multitud disfrutó del encuentro que cerró uno de los fines de semana más felices que ha visto la ciudad.

De esta manera, la celebración de Mar del Plata dejó recuerdos y una huella imborrable en la historia de la ciudad. Durante varios días, visitantes de todas partes del país se sumergieron en la belleza y los símbolos de este pequeño pueblo que, en tan solo 150 años, se ha convertido en la mítica urbe que deslumbra hoy en día.

Carlos Redondo

PD:

Se despertó el bien y el mal

La zorra pobre al portal

La zorra rica al rosal

Y el avaro a las divisas

 

Se acabó

El sol nos dice que llegó el final

Por una noche se olvidó

Que cada uno es cada cual

 

Vamos bajando la cuesta

Que arriba en mi calle

Se acabó

La fiesta