
Bajo el lema “Con María, misioneros de la esperanza“, miles de personas peregrinaron por Mar del Plata. Además, se conmemoró a Eduardo Pironio, impulsor de la primera marcha y quien fue beatificado el pasado mes de noviembre.
Las calles de esta ciudad se convirtieron en testigos de un evento trascendental: la quincuagésima edición de la Marcha de la Esperanza. Desde 1974, esta procesión ha sido un símbolo de fe, solidaridad y unidad que ha marcado profundamente a fieles y habitantes marplatenses.
El punto de partida fue la Gruta de Lourdes, donde se congregaron miles de personas con pañuelos, pancartas y banderas. Esta peregrinación, que crece año tras año, tuvo una particularidad especial: la beatificación del cardenal argentino Eduardo Pironio. El pasado 8 de noviembre el papa Francisco aprobó su beatificación y su figura se convirtió en motivo de gratitud para los fieles, quienes rindieron homenaje a su vida y obra durante la procesión.
Así, la Cruz, el lema, la imagen de la Virgen lideraron la marcha que sumó fieles en su tradicional trayecto: recorrió las parroquias San Antonio, Jesús Obrero, San José y Asunción de la Virgen en el Hospital Materno Infantil, hasta llegar a la Iglesia Catedral.
En el camino, se compartió el testimonio del arzobispo de La Plata, Gabriel Mestre, quién recordó su primera partición en 1984 y celebró que la marcha número cincuenta se realice en el contexto de la beatificación de Pironio. Su relato reforzó el espíritu de continuidad y compromiso que ha caracterizado a este evento a lo largo de los años.
En estos momentos la marcha se abre en dos, y la imagen de la Virgen pasa hasta el final y luego vuelve a “caminar y encabezar” la peregrinación. Visiblemente emocionados, con los pañuelos saludando a la Virgen y al canto “Virgen María pasa por aquí”, se constituyó en uno de los momentos más emotivos de la tarde.
El final de la jornada se llenó de cánticos, oraciones y el sentir compartido de una comunidad unida por la fe y la alegría. La quincuagésima Marcha de la Esperanza culminó con la certeza de que su legado perdurará, inspirando a las generaciones futuras a seguir el camino de la unión y la solidaridad.