
El capitán del seleccionado argentino, Lionel Messi, les pasó la orden a los restantes integrantes del plantel para que se retiraran del campo de juego del estadio Maracaná, a raíz de las agresiones sufridas por hinchas del equipo albiceleste de parte de los parciales locales primero y con mayor dureza de la policía local después.
Luego Argentina le demostraría en el campo de juego quien era el Campeón y le ganó merecidamente 1 a 0 con gol de Nicolás Otamendio a los 17 minutos del segundo tiempo.
Los incidentes habían comenzado una hora antes del horario previsto para el comienzo del encuentro (21.30), cuando hinchas locales quisieron despojar a los argentinos (no más de 200) de una bandera, pero recrudecieron con más violencia a la hora de ejecutarse los himnos de ambos países.
Todo se complicó aun más cuando intervino la policía local, quizá cargada aun por la multitudinaria visita a Río de Janeiro de los hinchas de Boca Juniors en ocasión de la final de la Copa Libertadores, que atacó duramente a ese pacífico grupo de argentinos entre los que se encontraban mujeres y niños.
No se quedó con eso el capitán argentino, sino que encabezó el traslado de sus compañeros (titulares y suplentes) hasta la zona del conflicto, con el objetivo de proteger a los hinchas propios.

Las discusiones se extendieron por más de 10 minutos, al cabo de los cuales a Messi se lo vio decir “nos vamos”, y todos acataron su orden y se metieron en los vestuarios, en una muestra de protesta por la represión policial que puso en vilo la realización del encuentro.
El encuentro estuvo demorado entonces 28 minutos, quedó a punto de suspenderse tal como sucediera, aunque por otras razones pero de manera no menos escandalosa, en las Eliminatorias para Qatar 2022, aunque en aquella oportunidad en el Arena Corinthians, de San Pablo. Un encuentro que nunca más se volvió a jugar.

En aquella oportunidad Brasil y Argentina se enfrentaban en territorio paulista pero el partido duró apenas cinco minutos, en época de pospandemia de coronavirus, y los 85 restantes nunca más se disputaron, porque el cotejo quedó “nulo”, ya que a ninguno de los dos les hacían faltan puntos para clasificarse al Mundial de Qatar.
Esta inédita resolución dejó entonces a las Eliminatorias para el Mundial qatarí con dos seleccionados habiendo jugado un partido menos que los ocho restantes sudamericanos, y esto aceptado reglamentariamente por las autoridades. Y esos dos equipos fueron nada menos que el más ganador en la historia de los mundiales y el vigente campeón del mundo.
Lo que ocurrió, no lo que debía ocurrir, que era jugarse un partido de fútbol durante 90 minutos, tuvo lugar el 5 de septiembre de 2021 en el estadio Arena Corinthians del club de San Pablo, cuando a Brasil todavía lo dirigía Tite.
La delegación argentina llegó sin inconvenientes a Brasil y se pudo entrenar como estaba previsto, pero había algo dando vueltas desde el principio que tenía que ver con el ingreso al país de personas que hubiesen estado en Gran Bretaña durante al menos las dos semanas anteriores a hacerlo.
Como Argentina tenía a cuatro jugadores en esa condición, los marplatenses Emiliano Martínez y Buendía, de Aston Villa, más Cristian Romero y Giovani Lo Celso, en Tottenham Hotspur, la AFA recibió una planilla de la Conmebol para habilitar a que todos ellos tuvieran un tratamiento de excepcionalidad para cumplir con la cuarentena exigida a quienes justamente llegaban como ellos desde Inglaterra.
Pero la respuesta a esta petición de parte de ANViSa, el ente autárquico brasileño que por ello es independiente del Gobierno nacional, fue negativa, por lo que los cuatro futbolistas argentinos debían cumplir con los requisitos exigidos de realizar la cuarentena y abandonar territorio brasileño.
Pero nada de esto ocurrió porque la Conmebol autorizó igualmente la realización del encuentro que por entonces era formalmente “a puertas cerradas”.
Cuando se estaba jugando el quinto minuto del primer tiempo ingresó al terreno de juego un funcionario de ANViSa respaldado por la Policía Federal brasileña e interrumpió el desarrollo del encuentro.
Las autoridades sanitarias y de seguridad le habían solicitado al cuarto árbitro, el colombiano Carlos Betancur, que detuviera el encuentro, pero como este se negó, lo interrumpieron ellos, lo que derivó en largos cabildeos de los que formaron parte desde Tité y Lionel Scaloni hasta los propios Lionel Messi y Neymar.
Pero todos los intentos por continuar fueron inútiles; el partido nunca continuó, a los cuatro jugadores argentinos les aplicaron dos fechas de suspensión por “desobediencia”, la AFA debió oblar una multa de 270.000 dólares.
Hoy la historia, más de tres años después, estuvo a punto de repetirse, como una maldición que persigue a estos superclásicos sudamericanos por Eliminatorias, ya que en la Copa América que se definió el 10 de julio de aquel año en este mismo Maracaná no registró inconvenientes y los del capitán Messi, hoy más capitán que nunca, para compañeros y también para hinchas, salieron campeones.
El mundo entero calificó de vergonzosa la represión
El mundo futbolístico calificó de vergonzoso lo suceido en la paliza a los hinchas argentinos por parte de la Policía Militar en el estadio Maracana antes del inicio del partido y luego que el público brasileño silbara e insultara a quienes habían llegado para acompañar a la albiceleste
El escándalo que sucedió en la previa al Brasil-Argentina con la policía golpeando y lastimando a los hinchas argentinos en el Maracaná no pasó desapercibido: los temas invadieron a los principales medios de mundo y, en general, optaron por hacer duras críticas sobre lo ocurrido.
Marca, uno de los principales diarios deportivos de España, fue lapidario: “Lío vergonzoso en la grada… ¡¡y Argentina se va del campo!!“, titularon en su portada, con una foto de lo que había sucedido en las tribunas.
Y mientras As -otro español- fue más descriptivo con su “¡Argentina se va del campo!”, Récord de Portugal también fue duro: “Escándalo en Brasil-Argentina: enfrentamientos en las tribunas antes del partido llevan a los argentinos a regresar a los vestuarios”, pusieron. GloboEsporte de Brasil habló de “pelea” y el Daily Mail inglés se refirió a “problemas con la multitud”.