
Mar del Plata esconde historias en cada rincón. Algunas son de casas antiguas, otras de obras de arte, ubicaciones o de personas que decidieron ser parte de la cotidianeidad de la ciudad, locales y otros radicados.
Ubicado cada día en la entrada del barrio Alfar desde hace más de dos décadas, José Luis Santamaría nació en Entre Ríos y se mudó a Mar del Plata hace 24 años. De profesión matero, siempre se dedicó a fabricar y vender mates con una técnica que aprendió en Brasil.
José vivió un tiempo en el país vecino tras haber sufrido “una historia triste” en su vida y hoy cuenta cientos de anécdotas que le brindó su nueva vida en Mar del Plata. “En Brasil aprendí lo que es la calabaza con lo que se hacen los mates. Yo los compro ya listos para forrarlos y la plantación está en Río Grande Do Sur. Hoy está medio difícil para traerlos pero siempre se traen desde allá. Como nosotros, Argentina, el entrerriano, no hubo grandes materos pero el mate es de allá”, expresó.
Cuando se le consultó por las ventas con respecto a la actualidad económica del país, el artesano respondió: “Y trabajo con la gente que viene a la ciudad. Yo sé la pobreza que hay en mi país porque viajo y a veces me voy a hacer filmaciones de la pobreza porque es única, en 66 años jamás había visto algo así. Yo soy evangélico y para nosotros la tecnología es como una bendición de Dios”.
“Yo filmo la pobreza, las necesidades, las angustias de mi pueblo argentino y cuando un fanático del partido que sea me dice algo, yo le muestro. Trabajo en un lugar donde la gente que viene puede pagar, entonces se vende. El precio por ahí, no interesa por esta razón”, indicó.
“Yo no tengo competencia. No me pararía a vender nunca frente a un negocio que paga impuestos, luz, agua y empleados. Acá trabajo solo, la mano de obra es mía, la gran parte es mía, entonces no tengo competencia. Tampoco desleal hacia un negocio que tiene que vender más caro, porque tienen más gastos y los gobiernos siempre lo van chupando al trabajador, al que pone un emprendimiento, siempre los ahoga con impuestos”.
“Muchas personas vuelven. Yo a veces no los recuerdo y me dicen que ya me han comprado. Llevan mucho para hacer regalos y para mandar al exterior. El mundo es grande pero vendí para muchos destinos. Una vez vino una chica muy elegante, muy alta con un hombre. Ella era azafata y él su papá. Me compraron dos y uno se iba para Cuba, para Diego“, explicó el mantero local.
Y agregó: “Ahora con el tema del cambio se están vendiendo más para afuera. Viene el americano que yo no les entiendo porque no sé inglés. Uno se llevó 30 cuchillos que tenía en la mesa me dio 100 dólares. Le tuve que dar $100 de vuelto”.
“Yo por suerte tengo permiso legal. Me lo dio el Intendente en el año 1999 que poco después falleció. Arroyo fue un tipo que dejó trabajar mucho al callejero y ahora a Montenegro lo tengo ahí en contacto. Le pedimos agua el otro día y me mandó. No lo conozco pero me encantaría. Lo he visto caminando dos o tres veces por las calles y con su familia. Cuando un político anda suelto en la ciudad, quiere decir que no es mal tipo, sino lo sacan a piedrazos. Siempre que me comunico con su equipo, han respondido“, continuó.
“Ha venido gente famosa, del rock nacional todos. Murieron cuatro que se fueron antes que yo pero charlé con ellos, tomé mate. Spineta, Adrián Otero, Papo y Gustavo Cerati, Charly. El más conocido fue Ricardo Fort y Diego Maradona vivía acá enfrente y se la pasaba más acá que en su casa. Y ahora el que viene más es Guillermo Coppola, a veces me trae medialunas o algo para tomar, siempre viene“, comentó.
De haber vivido una faceta muy pobre a ser rico cada día con anécdotas, historias y gente que lo aprecia hasta en lo más simple de un mate, José hoy tiene otra vida y cada día que pasa en Mar de Plata, es un regalo para él. “Yo vengo de una vida muy pobre. Cuando trabajaba en Paraná, una vecina me traía una revista para leer cuando no andaba nadie, una de famosos y a mi me llamaba mucho la atención la fortuna que se veía. Nunca llegué a pensar, siendo paisano de una villa, que esos lugares que mencionaban llenos de famosos, La Caseta, Abracadabra, ahora iba a tenerlos enfrente, que yo iba a vivir enfrente”, concluyó.