La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó el procesamiento y la prisión preventiva para el único detenido por el crimen de Mariano Barbieri, el ingeniero civil asesinado de una puñalada el 30 de agosto último, cuando le robaron el celular en los bosques del barrio porteño de Palermo, informaron fuentes judiciales.
La Sala V del mencionado tribunal rechazó una apelación de la defensa y confirmó para Isaías José Suárez (29) el auto de prisión preventiva que el 13 de septiembre pasado le había dictado la jueza nacional en lo Criminal y Correccional 8, Yamile Susana Bernan.
De esta manera, Suárez continuará detenido -y en camino a ser elevado a juicio oral-, como presunto autor de un “homicidio agravado por haber sido perpetrado para consumar otro delito (criminis causae) en concurso real con robo con armas”, delito por el que en un futuro juicio oral podría ser condenado a la pena de prisión perpetua.
En el fallo -firmado el lunes y al que tuvo acceso Télam-, los camaristas Ricardo Matías Pinto y Rodolfo Pociello Argerich afirman que “el profuso cuadro probatorio recabado en el legajo es suficiente para desvirtuar el descargo del imputado y acredita -con la certeza que caracteriza a esta instancia-, su intervención en las maniobras endilgadas”.
Cámaras de seguridad
Al igual que hizo la jueza Bernan en el procesamiento original, la Cámara le dio un valor probatorio determinante tanto a los videos de las cámaras de seguridad con los que los investigadores de la Policía de la Ciudad reconstruyeron el recorrido del sospechoso, como al testimonio del testigo clave de la causa que vio el ataque, llamó al 911 y luego reconoció al imputado en rueda de personas.
“El nombrado manifestó que estaba paseando a su mascota en el parque cuando oyó un fuerte grito y advirtió que había dos sujetos forcejeando y rodando sobre el suelo. Al cabo de un instante, el atacante huyó del lugar portando un celular en sus manos que tenía la linterna encendida, mientras que el damnificado se levantó tomándose el pecho y exclamando por ayuda”, mencionaron los camaristas.
“Si bien Suárez alegó que se hallaba en su domicilio cuando ocurrieron los hechos investigados, lo cierto es que ello se desvanece frente al análisis mancomunado del testimonio de … (se resguarda la identidad del testigo) -quien incluso lo sindicó en la rueda de reconocimiento- , los registros fílmicos incorporados al legajo, los testimonios de los agentes de seguridad que actuaron durante su individualización, las lesiones que lucía en su cuerpo y el resultado del experticia antropológica y antropométrica”, sostiene el fallo.
Los jueces destacan que ese peritaje, realizado por la División Reconocimiento Antroposcopométrico de la Policía de la Ciudad, concluyó que “a pesar de que los videos carecían de la idoneidad y calidad necesaria”, Suárez y el individuo que se visualiza en las imágenes “presentan características antropológicas y antropométricas compatibles entre sí” y “coincidencias en la forma de su desplazamiento”.
Asimismo, valoraron que “Suárez poseía una gorra y una bufanda similares a las que se visualiza en los videos, destacándose que la última de ellas poseía rastros de sangre humana”, que aún está siendo analizada por peritos en ADN para confirmar si pertenece a Barbieri.
En su resolución de septiembre, la jueza Bernan también le trabó a Suárez un embargo por 60 millones de pesos sobre sus bienes, al tiempo que sobreseyó a un segundo sospechoso que había sido apresado al comienzo de la investigación.
El homicidio de Barbieri (42) fue cometido cerca de las 22.40 de la noche del 30 de agosto pasado, cuando salió de la casa de un amigo en la que circunstancialmente ese día paraba y se encaminó hacia la zona de los Bosques de Palermo para ver la luna llena, según le contó a algunos allegados con los que se mensajeó minutos antes del crimen.
El cuchillo fue hallado por un movilero
Cuando se encontraba sentado en el centro de la Plaza Sicilia, en la intersección de las avenidas Del Libertador y Casares, el ingeniero fue abordado por un delincuente armado con un cuchillo tipo “Tramontina” que lo apuñaló en medio de un forcejeo para robarle el teléfono celular con el que huyó.
Barbieri, herido, logró cruzar avenida Del Libertador e ingresar a una heladería situada en la esquina con la calle Lafinur, donde frente a empleados y clientes se desplomó luego de pedir ayuda, tras lo cual murió camino al hospital.
La autopsia determinó que Barbieri murió de un paro cardiorrespiratorio producto de una “hemorragia interna”, provocada por una puñalada que ingresó en el tórax entre seis y siete centímetros y afectó “la pleura, el pericardio y la aurícula derecha” del corazón de la víctima.
El cuchillo con manchas hemáticas fue hallado al día siguiente, no por peritos, sino por un movilero de un canal de noticias, tirado en la plaza.
El testigo clave que llamó al 911 le dio a la Policía una descripción del agresor que vestía una campera tricolor azul, blanco y rojo con capucha roja, que fue la clave a partir de la cual los investigadores reconstruyeron con al menos 15 cámaras el recorrido que en 56 minutos hizo el presunto homicida para llegar a la escena del crimen y huir de ella rumbo al Barrio 31 de Retiro.
El crimen de Barbieri provocó el desplazamiento del entonces ministro de Justicia y Seguridad porteño, Eugenio Burzaco -el día del hecho se encontraba en Estados Unidos viendo un torneo de tenis- y su reemplazo por Gustavo Coria.
El 8 de septiembre, la familia del ingeniero encabezó en Palermo una marcha para pedir justicia por el crimen y por todas las víctimas de violencia, bajo el lema “No me quiero morir”, en referencia a las últimas palabras que pronunció Barbieri antes de desplomarse en el interior de la heladería a la que entró para pedir ayuda.