
Al grito de “Antonio presente”, cientos de vecinos, comerciantes y familiares se reunieron este lunes en Edison y 12 de Octubre, para reclamar justicia por el asalto que le ocasionó la muerte.
Carteles, lágrimas, seños fruncidos y abrazos, el Puerto se tiñó de negro para repudiar la entradera que sufrió el comerciante la noche del sábado cuando cerraba su local. Los vecinos reclamaron más presencia policial y la ausencia de leyes justas para los que trabajan.
Con múltiples carteles, la convocatoria empezó a movilizarse por 12 de Octubre hasta Rondeau donde está ubicada la verdulería de Antonio, donde fue salvajemente golpeado. Allí quienes acompañaban la movilización, fueron sorprendidos con carteles en donde los hijos dejaron un mensaje para su padre. “Te vamos a llevar siempre en nuestro corazón. Descansa en paz que acá nos vamos a encargar de hacer justicia. Gracias por el gran amor que le diste a nuestro hijo”, “te extraño infinitamente viejo”.
Con sus dos hijas al frente como guías de la convocatoria, pidieron un minuto de silencio y decidieron ir a la Comisaría Tercera, ubicada a dos cuadras del hecho, para pedir explicaciones y ayuda en materia de seguridad para el barrio. Fue donde los sentimientos afloraron y la bronca se duplicó. Varios de los presentes se desahogaron gritando, reclamando que “el barrio está liberado, asómense, den la cara. Estamos hartos de vivir así”, dijeron.
“Hasta cuándo vamos a soportar esto, el país se tiene que levantar. Hoy le tocó a Antonio, un comerciante de muchos años, muy querido. Qué estamos esperando para despertar”, indicó otro de los vecinos alzando su puño, en las puertas de la comisaría.
Las hijas ingresaron a la institución y tras una larga charla con las autoridades, volvieron con los vecinos que estaban acompañándolas. “Nos prometieron mayor presencia policial y de Prefectura. Ahora nos tenemos que ir porque están velando a papá y no estamos presentes”, mencionaron y agradecieron a todos los presentes.
La marcha comenzó a dispersarse y muchos emprendieron camino hacia la casa funeraria donde Antonio fue despedido. El Puerto alzó la voz, se unió para decir “basta”, sin cuestiones políticas ni nombres, los vecinos pidieron ayuda y justicia, para que no haya más muertes como las del comerciante.