Victoria Zangara era una de las cracks dentro del grupo de chicas que jugaban al hockey en el Club Atlético y Progreso de Brandsen en el año 2004. Tenía una carrera prometedora por delante y entrenaba mucho para lograr su objetivo: ser jugadora de hockey profesional. Pero, según denunció en 2016, entre 2004 y 2006 -cuando tenía entre 14 y 16 años- fue abusada sexualmente en reiteradas oportunidades por el director técnico del equipo, Pablo Fernández Garaygorta, situación que terminó coartando su carrera.
En uno de los ámbitos donde a ella más le gustaba estar es donde sufrió el abuso. Esa contradicción es la que pesa en tantos casos similares contra mujeres y diversidades, escenas en donde el varón abusador construye un vínculo de confianza y una fuerte impronta de credibilidad con las víctimas y sus familias, para lograr su objetivo, según explicó en diálogo con Télam la abogada de Zangara, Sofía Caravelos.
En esa época Garaygorta era entrenador del Club Atlético y Progreso Brandsen y preparador físico de “Las Leoncitas”, el seleccionado femenino de hockey Sub21. Estaba en contacto con menores de edad, no solamente en el ámbito del hockey sino también en la escuela: era profesor de “Vida en la naturaleza” y de Educación Física de Victoria y de otros alumnos en el ámbito educativo.
Según reconstruyeron a Télam Zangara y Caravelos, Garaygorta era una persona respetada y bien vista en Brandsen, el pueblo en las afueras de La Plata en donde se desempeñaba como entrenador. Resolvía problemas, llevaba y traía alumnas al entrenamiento en su auto, era una persona generosa. Les pedía a sus alumnas que lo acompañaran a su casa para repasar jugadas de algún partido, y aprovechaba para llevar adelante los delitos por los que será juzgado el próximo lunes.
La denunciante declaró en el juicio que fue abusada sexualmente por Garagygorta entre 2004 y 2006. Después de años de no poder hablar sobre el tema, logró contárselo a sus padres. Con el paso del tiempo, el trabajo de la terapia psicológica y el apoyo de sus padres, Victoria se animó a denunciar al agresor en el año 2016.
Siete años después, el entrenador está siendo sometido a juicio, ya culminó la etapa de alegatos y el veredicto se conocerá el próximo lunes 2 de octubre en el Tribunal Oral y Criminal III de La Plata. La fiscal de la causa, Leila Aguilar, solicitó 12 años de prisión con cumplimiento efectivo para Garaygorta.
El entorno social fue fundamental para el acusado, ya que uno de los testigos que prestó declaración a su favor es el ex intendente de Brandsen Gastón Arias. “Cuando estuvo preso recibió las visitas y el apoyo del entonces entrenador de Las Leonas, Carlos Retegui, que incluso le ofreció trabajo a Garaygorta cuando éste estaba bajo prisión domiciliaria”, contó Caravelos.
Victoria intentó seguir jugando. Probó en distintos clubes, a los 18 intentó continuar en uno de la ciudad de La Plata. Pero en un momento se dio cuenta que el ámbito deportivo le era hostil porque le traía recuerdos del abuso. “En ese entonces el hockey era todo para mí, le ponía mucha energía, quería progresar. Pero a raíz de esto, se me fueron las ganas de seguir”, rememoró.
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En el pueblo sucedió lo que sucede en la mayoría de los pueblos chicos: se convirtió en el infierno grande para Victoria, que no solamente tuvo que afrontar todos los años, audiencias y pericias del juicio, sino que además tuvo que soportar que sus vecinos le dieran vuelta la cara, la juzgaran, le quitaran el saludo. Incluso que le echaran la culpa.
“Me pasó en su casa, en el club, en los vestuarios. En ese momento yo no podía nombrarlo como abuso sexual, como sí pude hacerlo después. Llegó a decirme que se había enamorado de mí, que nos íbamos a casar. Yo tenía 14 años y él 38. El dolor más grande es porque el abuso viene de alguien en quien yo, como tantas otras chicas, confiaba y admiraba”, profundiza Victoria.
El modus operandi de Garaygorta era “cuidar” a sus alumnas, explicó Caravelos: lograr que se sintieran cómodas con él, crear vínculos, forjar la confianza. Lo que Victoria hoy dice que le da vergüenza: un vínculo “cariñoso” que lo escudaba para el abuso.
“Este caso tiene las características de un abuso sexual intrafamiliar, por toda la confianza depositada por los adultos. Victoria no fue la única piba que fue a la casa sola, hubo chicas que iban, se quedaban a dormir, las llevaba y traía a Buenos Aires. Hay un entramado, y efectivamente, los abusos más frecuentes son los de proximidad”, explicó la abogada.
Lo que sucedió después de la denuncia en 2016 no fue solamente el devenir del juicio, sino que otra joven, cuya identidad se mantiene reservada, conoció la historia de Victoria y le contó que a ella le había pasado lo mismo a sus 12 años. Ella fue testigo y declaró en la causa de Victoria. “Cuando la escuché testificar no lo podía creer, era todo tal cual: cómo nos llevaba a la pieza, lo que nos pedía que hiciéramos, los lugares donde sucedía.”
Según Caravelos, en el 90% de los casos los imputados no consiguen obtener la prisión domiciliaria. Sin embargo, Garaygorta llegó al juicio con este beneficio, detenido en su casa, en un barrio privado en las afueras del pueblo.
El lunes 2 de octubre, en el Tribunal Oral y Criminal III de La Plata, habrá veredicto. Y Victoria es contundente: “Yo quiero que la justicia me crea, que los jueces me crean y que actúen en consecuencia de lo que pasó. Que lo condenen. Fue poner el cuerpo mucho tiempo en esto, atravesar muchas emociones y cansancio. Que todo ese esfuerzo valga.
Fuente. Télam