Es increíble la pasividad de una comunidad frente a la destrucción de su patrimonio. ¿Qué absurdo es ese de las compensaciones? Liberan alturas por excepción para recibir dinero con otro destino. Eso en criollo y en el barrio se llama comer viruta y cagar tablones.
Destruir una ciudad construyendo edificios cuyo impacto ambiental es tremendo parece ser el hábito con el que el ¿Honorable? Concejo Deliberante cumple con su ¿trabajo?
¿Imaginan ustedes la sombra sobre la playa de un edificio de 21 pisos donde estaba el hotel Hurlingham?
En la casa de Mariano Mores habilitaron una torre con el argumento de que la constructora dejaba la casa en comodato a la Municipalidad por 20 años. Si no fuera trágico es para no parar de reírse.
Ahora con la canallada de las “compensaciones” lo cierto es que las excepciones están a la venta. Para las constructoras es una inversión harto redituable. Por chirolas luego ganan fortunas. Y la administración accede a eso a cambio de destrucciones irreversibles. Es criminal.
Lo más desesperante es ver que no hay reacción. Tenemos una Facultad de Arquitectura y Urbanismo desde hace décadas. ¿No tiene nada que decir?
¿El Colegio de Arquitectos? Ya sé que ahí hay intereses creados, pero no alcanzará a todos quiero suponer.
La preservación del patrimonio es una responsabilidad del conjunto social, con un protagonista principal que es el Estado…pero si este no lo hace hay que obligarlo a hacerlo. Es en estos casos donde sería imprescindible contar con un periodismo comprometido.
Nino Ramella