“En el código genético mío el ridículo no vino”, aseguró en diálogo con “el Retrato…” Miguel Martín, el humorista tucumano que triunfó con su “Oficial Gordillo” en Córdoba y que estará con su espectáculo “Choriando a lo Grande” durante Semana Santa en el Teatro Radio City de Mar del Plata. A su vez, habló de su historia humorística, sus fracasos y las decisiones que tuvo que tomar a lo largo de su carrera teatral.
En medio de una gira nacional, el humorista tucumano que triunfó con su “Oficial Gordillo” en Córdoba, Miguel Martín, estará con su espectáculo “Choriando a lo Grande” durante Semana Santa en el Teatro Radio City. Las funciones serán el jueves 6, viernes 7 y sábado 8 de abril desde las 21.30 horas.
“Hace dos o tres años que vengo en Semana Santa a Mar del Plata. En el verano estoy en Córdoba, pero me encantaría hacer alguna temporada en Mar del Plata”, sostuvo en conversación con “el Retrato…” el reconocido humorista que ha triunfado con sus shows en Tucumán, Buenos Aires, Salta, Córdoba, San Luis, Mendoza, Jujuy, Santiago, Neuquén, Chubut, Santa Fe, San Juan y La Rioja.
-¿Cómo surge esto del “Oficial Gordillo”?
-Una vez mi vieja me metió a lavar un pantalón que tenía la cédula de identidad en un bolsillo, se estropeó y entonces fui a renovarla. Ahí, un oficial que me atendió no entendía que mi apellido era Martín, no mi nombre, le expliqué, pero igualmente me puso en la cédula Miguel Martínez. Increíble. Después de eso, decidí hacerle un personaje y empezar a observar más a los policías en el ámbito, televisivo, radio, etcétera.
-¿Desde chico te gustaba hacer humor?
–En el código genético mío el ridículo no vino. No le temía nunca al ridículo. Siempre payaseando y en los actos escolares las maestras decían que las salvaba, porque yo nunca tenía problema de interpretar a nadie. En la secundaria lo hacía más para levantar, porque era bastante fulero.
-¿De qué lugar sos oriundo?
-Soy de un pueblo de Tucumán, Famaillá, que en quéchua significa “lugar de descanso”. Soy una especie de santiagueño enquistado en Tucumán.
-¿Cuándo decidiste dedicarte al humor?
-Cuando termino la secundaria mi viejo me pregunta qué iba a estudiar y le digo que actuación, teatro. Me dijo que estaba loco, que me iba a morir de hambre y que me busque un trabajo digno de verdad. Entonces, decido estudiar analista en sistema por hacerle caso a él. Conseguí trabajo y, a partir de ahí, empecé a hacer clases de teatro a escondidas, sin que se entere mi viejo. Yo laburaba normal como analista en sistemas en San Miguel de Tucumán y los fines de semana hacía obras de teatro. Después, comencé a hacer fiestas pagas, lo cual me dio más dinero que todo lo otro y terminé renunciando al laburo de analista en sistemas. Me convertí en el payaso de adultos.
-¿Ya estabas en pareja o tenías familia en ese momento?
-No. Esta oportunidad me encontró en un momento de la vida que me había separado de una chica. Cuando estoy en ese impase de renunciar al laburo estaba de novio con mi actual esposa y ella me dijo metele si te gusta, pero que no sea vago. Si yo hubiese tenido esposa e hijos en ese momento, no sé si hubiese podido renunciar al otro trabajo.
-¿Fuiste a probar suerte a Buenos Aires?
-Fui a probar suerte a Buenos Aires, pero no me fue bien. En el 2007 fui a laburar a una empresa de computación en Buenos Aires, pero en paralelo quería hacer lo mismo que acá: tener el laburo fijo y las fiestas. Me fue mal, porque no me contrataban para fiestas, en los casting no me entendían ni lo que hablaban, no sabían quién era ni nada. En ese año nacen las redes sociales y gracias a eso comencé a subir los videos de las cosas que hacía y ahí empezó todo de nuevo.
“El crecimiento siempre fue paulatino, hubo mucho trabajo de hormiga y, de hecho, hasta el día de hoy hay gente que no me ubica o que no le gusta lo que hacemos”, sostuvo el reconocido humorista, Miguel Martín, que tiene muchas expectativas en relación a su próximo desembarco en Mar del Plata.