El dato mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) estuvo en línea a lo esperado por analistas locales y extranjeros, que habían arrojado un avance promedio del 5,9% para el IPC enero, acelerando 0,8 décimas respecto de enero. Las mayores subas se registraron en Recreación y cultura (9%); Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (8%); y Comunicación (8%). En tanto que Alimentos y bebidas no alcohólicas marcó un 6,8%.
Recordemos que la inflación registró un nivel del 94,8% en 2022.
Según Isaías Marini, economista de la consultora de Econoviews: “La inflación de enero estuvo impulsada principalmente por aumentos en los regulados. En ese sentido, la mayor incidencia vino de la división ´vivienda, electricidad, gas y otros combustibles´ por el aumento de las tarifas de luz, gas y agua en el AMBA (Capital Federal y alrededores)”.
También tuvieron su impacto en el índice el ajuste de las tarifas de transporte público en el AMBA (por lejos la región con mayor peso en el índice) y la suba de combustibles (ambos en la división de Transporte), de la Salud y las Telecomunicaciones.
Por lo que la consultora proyecta que, para febrero y marzo, va a ser muy difícil bajarlo, mas bien las probabilidades son que suban un poco mas y no descartan que “algún mes inicie nuevamente con 6 adelante”.
Por su parte, la Fundación Libertad y Progreso estimó la inflación en un 6,3%, apoyada también sobre los rubros de “Vivienda, Agua y Electricidad” dada la quita de subsidios energético y los aumentos de alquileres, también, “transporte” con la suba de los boletos de colectivo en AMBA y el acuerdo de las naftas del programa Precios Justos.
“De cara a febrero, por ahora la ausencia de subas importantes de precios regulados contribuiría a una moderación en la suba del IPC. Sin embargo, la dinámica inflacionaria seguirá por encima del 5% mensual, lo que llevaría a que se cruce la barrera del 100% anual en el IPC general”, alertan.
“El problema no está en las góndolas, sino en la depreciación constante de nuestra moneda causada por la desconfianza en los funcionarios y el exceso de oferta monetaria. Por el momento, no hay razones teóricas para pensar que la inflación va a bajar y la incertidumbre en un año electoral puede incluso empeorar la situación”, señaló Lautaro Moschet, economista de esa fundación.
En tanto, el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, había admitido que la inflación será “más alta que la de diciembre”. “La gente compra igual, con precios que no debería convalidar y eso no nos ayudó. También hubo algunos problemas estacionales durante el primer mes del año”, explicó el funcionario.
“Esto sucede entre otras razones porque en la temporada hubo un movimiento de turismo y abusos de precios, el límite lo pone muchas veces la capacidad de compra de la gente“, indicó.
Por su parte, el flamante jefe de asesores presidenciales, Antonio Aracre, dijo que entre enero y febrero jugaron una mala pasada la sequía y el cambio de lógica de la retención de ganado, impactando el aumento de carne.
Reconoció que en marzo, con el inicio de las clases, estarán los ajustes del colegio y los útiles, por lo que va a resultar complicado llegar al 3,8% que prometió el ministro Massa, pero señaló que en abril existe “toda la oportunidad de llegar a ese escalón”.