Durante la lectura del veredicto contra los ocho rugbiers acusados del asesinato Fernando Báez Sosa, asesinado en la puerta de un boliche de Villa Gesell en enero del 2020, Máximo Thomsen, uno de los acusados, se desmayó en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores. Producto de este episodio, el recinto tuvo que ser desalojado para continuar con la lectura del veredicto.
Minutos después de las 13.23, los jueces María Claudia Castro, Emiliano Lazzari y Christian Rabaia entendieron en un fallo unánime que Máximo Thomsen es uno de los cinco “coautores” del delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.
Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Benicelli, Luciano Pertossi fueron condenados a prisión perpetua por el delito de homicidio doblemente agravado por homicidio premeditación y alevosía en concurso real con lesiones leves.
Por su parte, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años como partícipes secundarios del mismo delito.
Asimismo, el tribunal ordenó este mediodía que se investiguen a Juan Pedro Guarino y a Tomás Colazo por los delitos de falso testimonio.
Los jueces hicieron lugar al planteo de la fiscalía para que se extraigan copias de la causa y se inicie una investigación para establecer si los dos rugbiers que no fueron sometidos a juicio cometieron falso testimonio.
Vale recordar, que en la jornada de los alegatos de la defensa, Máximo Thomsen se quebró al hablar ante el tribunal. “Quiero pedir perdón a las familias y a las personas afectadas. Me lastima muchísimo porque es un chico de nuestra edad. Ojalá pudiéramos volver el tiempo atrás”, comenzó y en llanto siguió: “Estoy muy arrepentido. Siempre vamos a acatar lo que ustedes decidan”.
En los últimos días, Thomsen había pedido una entrevista con una psicóloga. El joven tuvo la sesión en la cárcel de Dolores. Recibió la visita de una psicóloga del penal y la charla entre ambas parte fue “buena”, según confiaron allegados al interno.