La comunidad portuaria acompaño, como siempre, la celebración de los festejos a San Salvador (patrono de los Pescadores) con recorrido desde parroquia Sagrada Familia hasta Banquina, en un triste y disminuido acto festivo.
Arribados al puerto el Nuncio Apostólico y el Obispo, elevaron una oración en memoria de los pescadores que perdieron la vida durante el desempeño de su actividad en el mar.
Luego se realizó la tradicional procesión náutica, con la imagen del patrono de los pescadores a bordo del buque Don Mario, con participación de embarcaciones de pesca y un especial homenaje en el espejo de agua de nuestro puerto a la tripulación del submarino ARA San Juan.
Por último, de regreso a la Banquina Chica, bendición de frutos y artes de pesca, ceremonia presidida por el Nuncio Apostólico en Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk, y el Obispo de la Diócesis de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre.
Esta fue la simple ceremonia que se desarrollo en el puerto marplatense, muy alejado de aquella semana festiva que atraía, no solo a las familias de pescadores, sino a la comunidad marplatense en general y a los turistas que por esta época del año visitaban la ciudad.
Nadie en esta ciudad, se decidió a tomar la posta para que los tradicionales festejos continuaran. No fue culpa de la pandemia, antes de que supieramos de su existencia ya se había suspendido por motivos económicos y comerciales.
Ni la municipalidad de General Pueyrredón, ni la Provincia de Buenos Aires, ni el Consejo Federal Pesquero, ni la Subsecretaría de Pesca de Nación, ni las Cámaras Empresarias pesqueras locales, ni los Sindicatos de la actividad, ni el Consorcio Portuario (donde se encuentran representados todo el abanico posible de la industria pesquera) se tomaron el trabajo de tomar la posta en la organización. Ninguno de ellos ni todos juntos, lamentable.
La Sociedad de Patrones Pescadores tiene registrada la «Fiesta Nacional de los Pescadores» a su nombre, bien podría ceder derechos anualmente para que pudiera continuar y mejorar la fiesta.
Felicitaciones a los inventores del «Marea«, aplausos para los recitales en vivo en los «Silos» del Puerto, hurras para la «pantalla gigante» para ver el mundial de futbol, pero nada para reconstruir una fiesta que fue orgullo marplatense y se ubicó en lo mas alto del escenario nacional, junto a Cosquín, Jesús María o la Fiesta de la Flor.
Ricardo Alonso