“Café Pendiente” fue un acción solidaria que se instaló en el 2013 en Mar del Plata, y proponía que las personas que podían dejen pago una infusión caliente, en los establecimientos gastronómicos adheridos, para personas en situación de calle. El proyecto tuvo muchísimas repercusiones, pero duró muy poco.
“La experiencia de realizar Café Pendiente en Mar del Plata fue extremadamente valiosa para mi. Yo venía haciendo voluntariado en otras acciones y cuando vi esto, que se estaba haciendo en Buenos Aires, me pareció hermoso poder traerlo a Mar del Plata, sabiendo que la población de nuestra ciudad es súper receptiva a estas acciones solidarias y tuvimos muchísimo éxito en todos los sentidos porque automáticamente todas las cadenas de café de esa época, en el 2013, se sumaron entonces en una semana ya teníamos más de 40 locales adheridos” contó Sabrina Aguilera, la impulsora del proyecto a “el Retrato…”.
En esta línea, expresó: “Todo lo que hacíamos era ad honorem, lógicamente porque era un voluntariado. Lo que hacíamos era imprimir calcos y las pegamos en las puertas de los locales y hacíamos listados de las cafeterías y la llevábamos a Cáritas, a Fundación Sí, a Parroquias y le explicábamos a la gente en situación de calle dónde podía ir a consumir su café pendiente”.
En relación a cómo el proyecto quedó suspendido en el tiempo, sin continuidad, Sabrina dijo: “Esto funcionó aproximadamente desde abril hasta octubre. En septiembre del 2013 además de café pendiente, armé Plato Pendiente, que era como una puesta superadora, para brindarle un plato de comida a las personas en situación de calle, pero al mes me enfermé muy mal de salud, entonces tuve que dejar. El problema, a veces, de los voluntariados es que cuando la persona que está al frente, o poniendo la mayor energía, si tiene alguna situación, el proyecto se cae. Cuando me recuperé en el 2014, hice una publicación en Facebook para llamar a una red de voluntarios para continuar en café pendiente, y para que no recaiga todo en mi y hacer como un traspaso, pero lamentablemente fueron un par de personas, pero ninguno lo continuó”.
Asimismo, Sabrina agregó: “Fue una pena, porque vi el hermoso camino que se armaba, como un circuito de voluntades, apoyadas en la confianza, porque la persona que está pagando el café pendiente, confía en que la cafetería se lo va a brindar a una persona en situación de calle, y eso es un acto de fé, es confiar en que va a suceder, y está re bueno. También, que los locales abran el espacio para que la gente en situación de calle consuma un café, fue bueno, porque se generaban diálogos, pasaron muchas cosas muy lindas con respecto a esto”.
“Fue una experiencia muy linda” remarcó y dijo: “Me encantaría volver a hacerlo, ahora que estoy bien de salud, quizás el año que viene. Lo haría contenido en una red, porque creo que está demostrado que los voluntariados encaminados en una sola persona, se caen. Ojalá que la vida disponga para que esto se vuelva a hacer y continúe. Se que en Buenos Aires pasó más o menos lo mismo, no se que le habrá pasado a la chica que lo hacía allá, en mi caso me llevó puesta la salud, pero pasa con estas cosas que a veces se ponen en moda, a la gente le interesa, pero después pasa algo y lamentablemente se corre el interés para otro lado y no se sostiene”
Finalmente la autora de Café Pendiente en Mar del Plata recalcó: “como aprendizaje de lo que hicimos, habría que buscar la forma que el proyecto sea una acción voluntaria autosustentable, que se pueda sostener en el tiempo. Que el local gastronómico continúe con la acción no depende de nadie más que de ellos, y que las personas en situación de calle sepan que en ese café va a haber siempre un cafecito caliente si es que hay alguien que lo dejó. Entonces, en ese punto también es generar conciencia en cada uno de lso espacios, ese es el objetivo próximo si se hiciera de nuevo, apostar a eso”, sentenció la voluntaria.