
Hay varias cosas que en la ciudad están mal y la inacción del Gobierno Municipal no hace nada para solucionar; pero la más notoria que sufren vecinos y turistas es sin dudas el transporte público de pasajeros.
Si un vecino pretende tomarse un taxi no encuentra unidades en la calle, de día, de tarde y de noche. En el microcentro hay cada vez menos autos con techos amarillos, nadie quiere imaginar lo que sucede en el macrocentro o los barrios alejados. Frente a esta problemática que estalló en el verano el Intendente Guillermo Monenegro, decidió obligar a los taxis a tener un GPS para ver qué cantidad de horas trabajan, además de querer regular los horarios según los números de licencias.
El GPS, que está en etapa de instalación, no soluciona el problema, de hecho aseguran que en noviembre cuando todos los taxistas lo tengan instalados se sabrá cuál es la realidad del sector. No hay remate. Se perdió un año en un tema que son incapaces de solucionar.
Sabiendo de su incapacidad, después de no apoyar la llegada de aplicaciones de transporte, Montenegro salió a decir (junto a otros funcionarios) a viva voz que en realidad no sería tan mala la idea que lleguen las aplicaciones a Mar del Plata. Desconociendo que ya hay una que funciona desde febrero del 2019, cuando él ya era Jefe Político de la aldea.
Pero eso no es todo, hay actores peores. Por la falta de cintura política, no pudieron hacer aprobar el nuevo pliego de transporte (que en verdad estaba constituido para seguir haciéndole el caldo gordo a Inza y compañía, pero estaba maquillado con un par de garitas nuevas, la obligatoriedad de mujeres choferes y un par de jugadas para la tribuna más).
A un año y cuatro meses del primer fracaso de Montenegro, no constituyó uno nuevo. Tal vez porque tenga miedo que más datos de conchabos salgan a la luz; “lo estamos trabajando” dicen incansablemente sus funcionarios hace 16 meses.
Mientras tanto, el Concejo Deliberante, carente de huevos para tomar decisiones y pagar el costo político, le otorgó la facultad a Montenegro para que sea él quien decida cómo, cuándo y a cuánto aumentar la tarifa plana de los colectivos.
Una nueva maniobra de apriete de Inza y compañía, hizo que Montenegro decrete un aumento a partir del 2 de septiembre. El nuevo valor será de $98, 44 ( en junio de 2019 costaba $18,50. Los aumentos de Montenegro desde que asumió representan un 432%).
El bingo de la cuestión fue la bicisenda. En un intento de ser cool (como en CABA) o sustentables, lanzaron el proyecto para que las bicicletas puedan andar seguras. Hicieron menos de 10 cuadras, que atraviesan el centro, pero no educaron ni a ciclistas, ni automovilistas ni a peatones como se debe usar correctamente, para que no ocurra ninguna tragedia. No es necesario mucho, con un par de gacetillas de prensas y spot audiovisuales vasta, pero es más fácil subir fotos de perritos a las redes del Municipio.
Entonces, repasando: Un vecino que debe ir a trabajar en colectivo, debe tener 200 pesos en el bolsillo. Si quiere ir en taxi, además es mucho dinero, necesita tiempo para conseguir uno. Y si pretende llamar a un Uber debe tener suerte, porque como está un poco permitido, pero un poco no, no hay tantos autos al servicio en la ciudad. Mientras tanto si alguien quiere moverse en bici, solo es seguro en 10 cuadras del centro, aunque siendo claros, tampoco es seguro porque nadie informó cómo se usa ni quién tiene prioridad en las esquinas.
De mal en peor va el transporte público en Mar del Plata. Las políticas públicas planificadas y pensadas no llegan, y todo hace pensar que tampoco llegarán en el año y 4 meses que le quedan a Montenegro de Intendente.
J.P.